viernes, 26 de febrero de 2010

diario del eterno pensante...///.... pag. 14

Te puedo decir que hubo una vez que hice una pregunta similar, esa noche se quedaría de nuevo en mi casa y la formulé con miedo a la respuesta, ¿alguna vez has querido besarme, has sentido ganas de hacer de nuevo lo que hicimos en un momento?

“Y cuál fue su respuesta”

Esa noche me respondió con un sí, sí había momentos donde quería hacerlo, pero su respuesta la completó con una ignorancia hacia el hecho de no hacerlo…

“¿ignorancia?, de que me hablas”

No sabía el motivo por el cual no lo hacía, tal vez no tenía una respuesta concreta o si la tenía no quería dármela a entender, el hecho es que esa noche sentí una sinceridad y no quise seguir preguntando…

Con respecto al hecho principal de esto, a la mañana que nos levantamos actuábamos como si nada hubiese pasado, como si todo fuese normal para nosotros así que no comentamos nada al respecto.

Ese año no solo nos besamos esas dos veces, hubo cuatro ocasiones donde se originó todo, entre ellas las dos que ya te comenté, la tercera vez que ocurrió todo estábamos en mi casa con mi mamá y un amigo tomando, esa noche probé por primera vez el tequila, hicimos rondas y en un momento sintió ganas de ir al baño, para no hacer bulla guié su camino, al salir, jugó un poco en el pasillo hasta acercárseme y besarme simplemente los labios, seguí guiando su camino al baño, entró y al rato de salir fui yo quien tomó la iniciativa, tomé su brazo, me acerqué y robé un beso frente al cuarto de mi padre, nos besamos nuevamente por un breve instante y seguimos normal, al entrar al cuarto ya mi madre se sentía aturdida por la tequila así que no quedaba mucho de la noche, al rato volví a guiar su camino al baño pero esta vez para hacer que se diera un baño, entramos al baño juntos, le quité toda la ropa y pude presenciar su cuerpo al desnudo, algo normal para mí, pero sin embargo algo en él me llamaba a verlo, incluso a tocarlo, pero decidí no hacer nada, quise limitarme para respetarlo y para no hacer algo de lo cual nos pudiéramos arrepentir, Salí a ver como estaba mi madre y al entrar al cuarto la vi ya destrozada por el alcohol, busqué un paño y entré al baño, al entrar volví a robar otro beso, me gustaban mucho sus labios y era una tentación no tomarlos, nos besamos y nos separamos al sentir a mi madre cerca, ahora la metí a bañar a ella y seguí besando aquellos labios que me seducían cada noche de alcohol, así fue esa vez, yo disfrutando de nuevo por tercera vez de sus labios y la oscuridad silenciando lo sucedido, al dormir reposé de nuevo en sus brazos, su pecho me hizo sentir gran seguridad y calidez así que concilié el sueño rápidamente.

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