viernes, 26 de febrero de 2010

diario del eterno pensante...///....pag. 12

A la mañana siguiente solo nos mortificaba la resaca, el dolor que deja una noche de alcohol, tenía miedo a sacar el tema a relucir, no quería decir algo que nos hiciera sentir incómodos o escuchar de su boca lo que no quería escuchar, pero finalmente al hacerlo, no le dimos importancia, dejamos que quedara entre nosotros y ya.

Sin embargo no todo quedo ahí, en el silencio, en mi mente a veces venia el recuerdo de aquella noche, mi estado no era en nada normal, estaba saciado de alcohol, y fue como se produjo todo, al tiempo volvimos a ser ecos de aquella noche, recuerdo que para ese entonces volvimos a estar en manos del alcohol, nos encontrábamos en una taberna, compartiendo y decidimos irnos a mi casa, al llegar mi familia se encontraba durmiendo, me senté en una silla al final del pasillo y él a mi lado, sin pensarlo, volteé a decirle que me había gustado lo que había pasado entre los dos a lo cual sin hablar solo giró hacia mí, tomándome del cuello de nuevo, me besó como aquella noche, al finalizar el beso me aparté, le comenté que no debían vernos y pidió un poco de privacidad, mi cuarto era lo ideal para ello, así que entramos, cerramos la puerta con llave y comenzamos a entregarnos al alcohol y a los labios del otro, así fue como acaricié por más tiempo su boca, lo quería, lo deseaba, en verdad no supe si era el alcohol lo que me daba ese éxtasis o era yo quien lo producía pero estuvimos ahí, acostados en el piso, yo encima de él que me estaba dando más de lo que podía esperar y pidiendo saber como quería ser besado, nos besamos sin tregua, aquel fue un gran momento, sin más terminó todo, tal vez nos habíamos saciado por aquella noche y nos entregamos al sueño.

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