viernes, 26 de febrero de 2010

diario del eterno pensante...///...pag.11

A la oscuridad de mi cuarto debo el comienzo, al encierro, a mi privacidad donde todo fue desenvolviéndose a través de cada gota del sublime alcohol, ahí perdí el sentido de lo que es la moral, no había más que mi mundo nuevo, esto fue un acto de valentía o una acto de insensatez, cualesquiera que fuesen las causas así fue como tomó mis labios, me tomó del cuello y acercó su boca sin premeditarlo, hicimos nuestro primer contacto lejos de lo que es la amistad, fue un beso, algo simple pero que no debía de haber sucedido, a veces me arrepiento de que esto hubiese pasado, pero esta sensación desaparece al darme cuenta que aunque hubiese querido evitarlo no lo hubiese hecho, sus labios eran para mí; suaves, eran lujuriosos en cierto aspecto, dignos de ser besados, al separarnos no dijimos nada, nos quedamos en silencio y decidimos callar y sellar este momento, admito que no fue el único beso propiciado en lo que fue de noche, ahora me demostraría lo que una simple barra de metal atravesando la lengua era capaz de inducir, y fue cuando nuestros labios volvieron al contacto, así terminó la noche, y como de costumbre esa noche habríamos de dormir juntos.

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